Papel periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá No. 1 y 2.
- Bogotá : Alcaldía Mayor de Bogotá : Planeta : Asociación de Amigos del Archivo de Bogotá, 2008.
- 10, 16 p. ; 23 cm.
Copia fascimilar de la obra publicada en 1791.
La imprenta, sin duda, es el instrumento que mejor ha puesto en evidencia el poder de la palabra. Isabel la Católica, fascinada con él, lo introdujo en España en 1469 para afianzar el proceso de evangelización del territorio reconquistado. No obstante, lo que parecía una simple máquina para facilitar y multiplicar la producción de libros pronto mostró su utilidad subversiva, pues fue uno de los medios fundamentales de que se valió la Reforma luterana para extender y asegurar su influencia. Así, no extraña que la Corona española pronto pusiera severas restricciones a su uso y terminará vinculando la historia de los libros en su territorio y en sus colonias con el ejercicio punitivo que desplegó la Inquisición.
No obstante, la imprenta entró al Nuevo Mundo, y lo hizo inicialmente por las puertas de México, Perú, Guatemala, Paraguay, Cuba, y sólo después la Nueva Granada. Si en el hito más reconocido en nuestra historia bibliográfica, en lo que atañe a ediciones tempranas, es la publicación que hiciera don Antonio Nariño de su traducción de los Derechos del Hombre, dicho documento dista de ser la primera publicación realizada en nuestro territorio.
Entre los incunables que se conservan en la Biblioteca Nacional, se ha hecho una selección de obras muy poco conocidas con las que comenzó la producción de impresos en nuestro territorio. Puestas hoy al alcance del público en edición facsimilar, ellas arrojan una luz sobre los temas de interés de la época y nos permiten conocer la manera como se encaraba entonces la edición de textos.
9789584218643
070.986 / P17
Copia fascimilar de la obra publicada en 1791.
La imprenta, sin duda, es el instrumento que mejor ha puesto en evidencia el poder de la palabra. Isabel la Católica, fascinada con él, lo introdujo en España en 1469 para afianzar el proceso de evangelización del territorio reconquistado. No obstante, lo que parecía una simple máquina para facilitar y multiplicar la producción de libros pronto mostró su utilidad subversiva, pues fue uno de los medios fundamentales de que se valió la Reforma luterana para extender y asegurar su influencia. Así, no extraña que la Corona española pronto pusiera severas restricciones a su uso y terminará vinculando la historia de los libros en su territorio y en sus colonias con el ejercicio punitivo que desplegó la Inquisición.
No obstante, la imprenta entró al Nuevo Mundo, y lo hizo inicialmente por las puertas de México, Perú, Guatemala, Paraguay, Cuba, y sólo después la Nueva Granada. Si en el hito más reconocido en nuestra historia bibliográfica, en lo que atañe a ediciones tempranas, es la publicación que hiciera don Antonio Nariño de su traducción de los Derechos del Hombre, dicho documento dista de ser la primera publicación realizada en nuestro territorio.
Entre los incunables que se conservan en la Biblioteca Nacional, se ha hecho una selección de obras muy poco conocidas con las que comenzó la producción de impresos en nuestro territorio. Puestas hoy al alcance del público en edición facsimilar, ellas arrojan una luz sobre los temas de interés de la época y nos permiten conocer la manera como se encaraba entonces la edición de textos.
9789584218643
070.986 / P17