Este libro reúne cerca de cien testamentos de de indígenas redactados en Santafé de Bogotá entre 1567 y 1668. Son los testamentos indígenas que hasta el presente se han podido localizar en el Archivo General de la Nación. Probablemente corresponden a los indígenas que más rápido e íntimamente se integraron al nuevo orden colonial, después de los sucesos de la conquista. Se trata de indígenas urbanos, que se reconocen y nombran como ladinos y cristianos, y sus testamentos son prueba de su adopción de formas de la cultura hispánica. Hablan castellano, aunque casi ninguno sabe firmar. Algunos habían nacido en Santafé, pero muchos llegaron desde los pueblos del altiplano, o de Cauca y Nariño, o de Ecuador y Perú, a la naciente capital. La mayoría corresponden a mujeres, cuya compleja vida constituyó el puente más sensible entre el mundo de los españoles y el de los indígenas.

Los testamentos son una especie de pequeñas biografías individuales. Entrelazan la confesión de fe cristiana con el invierno de los aspectos materiales de la existencia humana. Hechos casi siempre en el lecho de enfermos, quienes los realizan se permiten declaraciones y confesiones excepcionales, impensables en otro momento de sus vidas.
Tal vez estos testamentos sean los únicos documentos en los que encontramos la voz de indígenas sencillos y corrientes de épocas tan tempranas.